Los callos o callosidades (también llamados hiperqueratosis plantares) son una respuesta de nuestro cuerpo ante un exceso de fricción y/o presión en determinadas áreas del pie. Son un engrosamiento de la zona más externa de la piel, causada por una acumulación de células muertas.
Los callos no son lesiones graves, pero cuando aparecen nos están indicando que algo no va bien, ya sea la hidratación de la piel, el calzado, la forma de caminar...
Por lo que como recomendamos siempre, no se trata de paliar el síntoma sino pararnos a pensar la causa de la aparición y atajarla desde ese punto. Para ello muy importante cuidarse la salud de los pies, siguiendo todos los consejos del apartado de estilo de vida y mantener una buena hidratación con productos bio y ecológicos que no perjudican la barrera de la piel.
Weleda crema bálsamo hidratante de pies: Cuidado refrescante y de rápida absorción a base de extractos de mirra y caléndula que refresca y fortalece la piel de los pies y previene las durezas. La lanolina y el aceite de oliva mantienen la piel suave y aterciopelada mientras que la carolina hidrata los pies dejándolos secos y con una agradable sensación de confort. Con aceites esenciales puros que tienen efecto desodorante y refrescante. Sin conservantes, colorantes, perfumes sintéticos, ni sustancias de origen petroquímico.
Natura Siberica Sauna Spa: manteca bio para aplicar sobre los pies con aceite de pino siberiano y vitaminas E y C
Porque la aplicación de los callicidas no nos solucionan el problema. Además bajo ningún concepto hay que tratar en casa los callos, helomas o durezas con estos productos químicos (totalmente desaconsejados por podólogos). Los callicidas no eliminan la causa del problema, sino que generan una herida y quemadura en la piel que agrava la situación.